Belleza documental. La vie moderne es una obra de arte digna de estimar entre las más importantes del documental contemporáneo. El último film de Raymond Depardon, que puede ser considerado la coda de la trilogía Profils paysans compuesta por  L’approche (2001) y Le quotidien (2005), es una fiel muestra del fotógrafo experimentado que habita en el documentalista francés.

Aquí hay otro Depardon, radicalmente diferente al que hizo 1974: Une partie de campagne (también denominada 50, 81%, por el porcentaje de votos que obtuvo para ganar la presidencia de Francia su protagonista: Valery Giscard d’Estaing), ya no se trata de un registro directo cámara en mano que sigue a los personajes, sino la puesta en escena de entrevistas a planos fijos. Poco queda del cine directo de aquel documental (que bebió más de la tradición norteamericana que de la del Cinema Verité local); los saltos temporales, la música extradiegética, la voz over y las entrevistas sobre las que se estructura La vie moderne configuran el otro extremo que da cuenta de las diferentes gradaciones en la obra de este realizador.

Depardon hace todo lo contrario a lo que indican los manuales de la entrevista periodística: sigue obstinadamente con sus preguntas, aunque los campesinos se cierren en su interioridad o respondan con monosílabos. También transgrede los consejos que suelen dar los profesores de realización documental: no elige sólo a los personajes que se muestran dúctiles ante la cámara, los hoscos e incómodos también se ganan sus secuencias mientras el corte no se apura en llegar.
La “etnografía de salvamento” ha sido una de las corrientes teóricas que más han permeado a la historia del cine documental y lo sigue haciendo, como este film lo demuestra. Las costumbres de vida de los campesinos franceses están sufriendo transformaciones que promueven reconfiguraciones de su cultura y sus tradiciones más intrínsecas. Depardon está allí para documentarlo y poner a buen resguardo la memoria de, probablemente, las últimas generaciones de campesinos tradicionales. Claro que el director no se conforma solo con eso, realiza una película en la que las imágenes se fusionan en un ballet cadencioso con los relatos. Un film que rescata los mejores elementos de la historia del documental. Hay que mirar, hay que escuchar y hay que leer mucho para aprender que lo mejor también está en el pasado. Depardon lo hizo. 

 

Por Javier Campo

Ficha técnica:

*Dirección: Raymond Depardon. *Fotografía: Raymond Depardon. *Sonido: Claudine Nougaret. *Montaje: Simon Jacquet. *Producción: Claudine Nougaret, Raymond Depardon. *Origen: Francia. *Duración: 88 minutos.

 

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